Padre Celestial, te damos gracias porque tu siervo, el Padre Pablo María, te amó y sirvió fielmente a imitación de Jesús, con absoluta confianza en la fuerza de la Eucaristía en todas las circunstancias de su vida. Envíanos tu Espíritu para amarte con ese mismo amor y concédenos la gracia que te pedimos... Te rogamos verlo pronto en los altares, para tu mayor gloria y el bien de la Iglesia. Por Jesucristo Nuestro Señor.